Tiene tanto encanto el entorno de Guardo, que es muy fácil disfrutar de su belleza, mi paseo favorito, mi vista favorita es junto al río, camino de San Miguel.
Inicio mi andadura bordeando el parque, zona urbana, y ya admirando lejanas montañas con distintas tonalidades, a veces con manto blanco, espectaculares; otras con sombrías nubes amenazantes, que presagian tormentas; resplandecientes, cuando el sol las ilumina; envueltas en neblina o densa niebla.
SIEMPRE DISTINTAS, DISTANTES, AMIGAS.
Pasando el puente, ya en tu soledad te complace observar las plantas, cambiantes en cada estación, al llegar la primavera es como si salieran de un profundo sueño para abrirse a la vida, verdes y tiernas hojas, bellas, olorosas y multicolores flores: de rosal silvestre, zarzamora, espino blanco; además de chopos, salgueras , robles y otras tímidas y sencillas creciendo entre la hierba.
El otoño da sus frutos y siempre el río de aguas puras, limpias, cristalinas, frías, yo diría que casi gélidas hasta en verano, recorre su camino limpiando las piedrecillas de su lecho, con su monótono cantar, como si supiera que lo suyo es caminar para dar el agua de vida o otros campos, con sencillez, sin altanería.
.En un momento se divisa EL ESPIGÜETE, el roce del viento es como una caricia o como un chorro frío que tonifica, siempre agradable; hay días fríos pero nunca ásperos y todo el conjunto te hace recordar que estamos en Guardo BOCA AD ARDUUM “la entrada a las alturas” y ellas .las montañas siguen allí, majestuosas, impresionantes, seguras, bellas, altivas, dando abrigo a un pueblo fuerte que siguiendo su ejemplo sabe acoger a toda la gente con generosidad y cariño.
ISABEL DE LA TORRE CEA
No hay comentarios:
Publicar un comentario