jueves, 29 de marzo de 2012

VILLAVERDE DE LA PEÑA. Pepi

Os contaré como eran mis vacaciones de 52 al 55.
Mis padres eran labradores y ganaderos.
estaban 12 o 15 días con el ganado por la peña; el monte bajo era solo para el ganado vacuno.
Tocaba el pastor el cuerno a las 5 o 6 de la mañana; en aquellos tiempos en el verano nos ponían la hora loca.
Se reunían en la plaza de allí a la peña para llegar antes de que calentase el sol, ya sabéis, no caminaban con el calor.
Nos dirigimos hacía el Nito, allí había unas praderas que se arriaban. Estaban allí 4 o 5 horas sesteando.
Os explicaré el paisaje, para mi impresionante ver los valles, los riachuelos con sus veinte pueblos: empezaba Velilla, Tarilonte, Villableto, Barafores, ...pueblos menudo, alguno no alcanzaba a divisarse. Se juntaba el horizonte con la tierra, ¡qué majestuosidad!, tenía que haber una mano poderosa que lo hubiera hecho.
Por allí había una cueva granjera, me dedicaba a buscar piedras grandes para traerlas, que bajando daban vueltas hasta llegar a las profundidades de la tierra.
Otro día íbamos entre las dos ferias, llegábamos a la vez del Brezo cuando sesteaban las ovejas nos entreteníamos.
Me acuerdo que nos juntamos dos chavales y yo, Julio Moreno que iba con su rebaño y dos becerros; el mayor ató la cuerda al otro y bajo a una ortiguera y se deslizó rápido. 'Qué fatigas para subirlo de la cuerda! Llegó como vino el mejor helado del mundo sin sabores, venía para San Juan, que alegría.
Otro día Herrera, se juntaban los tres con los becerros los viernes: Villafría, Villaverde y Velilla. Sé que lo pasabamos bien, no se de que hablábamos pero era una anécdota aunque se nos pasaban las ovejas de un rebaño a otro.
No había telefonía móvil pero a otro día nos juntábamos a separar las reses, no se conocían y no hacían mas que valar.
Recuerdo un día que sed tenía, había

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